domingo, 13 de diciembre de 2009

Noche oscura

Siempre había sido super feliz en esto llamado vida, le plantó cara a todos los problemas que pudieron ponerse en su camino, y nunca perdió la sonrisa que le caracterizaba. Ahora el tiempo y quizás las circunstancias hacen que todo haya cambiado, pues ella no es la de siempre.
El brillo en los ojos desapareció con el paso de los meses, su risa no salía del corazón, solo era una bocanada de aire seguramente falso y el invierno dejo de ser sólo frío para ser helado y amargante.

Su situación personal era inexistente, aunque esto no le estrañaba, pues siempre había sido así.
Esta pena le embargaba los sueños todas las noches. No sabía si algún día con el paso del tiempo volvería a ser la que era, de todos modos ya no le importaba. Cada noche se sentaba en el alzeifar de la ventana acompañada por la luna, mirando las calles oscuras que se podían ver desde su casa. La noche era más parecida a ella de lo que pensaba. No obstante nunca perdió la esperanza, pues durante todas esas noches nunca vió la oscuridad absoluta, le acompañaba esa luz de luna que como ella pasaba las noches en vela. Sabía que pronto dejaría de verla, pues el sol y sus rayos la destronaban todas las noches.
Una noche más, cansada, se sentó junto a la ventana, a la luz de la luna, que brillaba con especial interés esa noche. Seria y triste, como ella era, contempló la calle vacía durante unos minutos, tan oscura, tan desprotegida, tan oculta, e insegura. Sintió escalofríos. Pensó vagamente en un recuerdo de verano, que nada tenía que ver con aquella escena, pero, para que engañarse, No podía negar que la calle era como ella, y por eso a esas horas de la noche, estaba vacía, al igual que ella estaba sola.

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