Soñe contigo tantas veces que te guardo en mi memoria hasta despierta, me desvelaban tus sonrisas y me inundabas de calor con solo verte de lejos. Empecé a no pensar en otra cosa, los sueños se convirtieron en deseo, ya no soñaba contigo soñaba con tu imagen idealizada, te cree a mi manera...y eras perfecto. Y poco a poco me fui hundiendo en lo más absoluto, y nunca me importó, me invadió la sensación de pánico hasta tal punto que pensé que podría llegar a morirme de dolor. Mi corazón daba punzadas, todo me recordaba a ti. Eras como la droga.
Pero todo se acabó, comence a mirar más allá de lo que tu representabas en mi vida, me sentí capaz de hacer muchas cosas, me llené de voluntad, de ganas de gritar. La vida esta llena de tanta belleza, de tantos valores, de tanta gente... era imposible no sentirse feliz ante la hermosura que me brindaba aquel paisaje del Retiro, con los primeros rayos de sol y las hojas despojadas de los árboles en el suelo, haciendo un sendero de colores castaños y verdes que no llegaban a ninguna parte. Allí donde tantas veces había estado contigo. Al volver me dí cuenta de que no había pensado en ti, y volví a sonreir como siempre. Y hoy me emociono de saber que ya no estan los malos pensamientos, ya se han ido, se quedaron allí, con aquellas hojas raidas que acabarán por desintegrarse...como tu recuerdo.
Hoy la vida me sonrie y yo le doy las gracias. Por dejarme vivir de nuevo.
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