jueves, 29 de noviembre de 2012
Libre
Habían pasado tantos años de aquel parque, que cuando llegó ni dolió recordar las escenas allí vividas, era una sensación extraña de libertad, de no sentirse atado a un sentimiento sólo por el hecho de cruzar la valla o ver los árboles asomándose ya desde la calle. Decidido a entrar, piso los mismos caminos, recorrió la misma hierba y bebió de las mismas fuentes... y nada. Aquella libertad de tener un buen recuerdo sin más, le parecía incluso una traición por parte de su corazón y su mente, pero sabía que en el fondo era mejor así. Ahora podía volver a disfrutar de los paisajes sin latigazos de recuerdos que dolían de la cabeza a los pies, podría andar por los caminos con la libertad de pensar únicamente en sus pasos, en las hojas que iba pisando, en el olor a humedad, en el canto de los pájaros de fondo, en el susurro del agua, en observar a señoras sentadas en los bancos con los bastones apoyados en el suelo,poniéndose al día de sus males, de sus maridos y de sus pensiones, incluso podía escuchar la música alta de la gente que pasaba corriendo por su lado, seguramente, cargada de problemas.
Cogió aire, se sentó enfrente de una cascada y paso la tarde mirando a la gente que pasaba, sin acordarse en ningún momento de que esta vez estaba solo.
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