Y andó sóla por la carretera, sin ninguna preocupación en la cabeza, mirando el paisaje, con su abrigo, su jersey de cuello vuelto y sus guantes de lana raidos. Lejos, tan lejos que girando la vista atrás ya no veía su pueblo, su casa, su familia. En ese momento aunque suene extraño se sintió feliz. Siempre se había imaginado una vida llena de aventuras y alejada de la rutina. Sabía que tarde o temprano tenía que volver, pues la echarían de menos. Pero era libre, junto con la naturaleza y los árboles que solo la susurraban al oído lo que ella quería escuchar...nada..
se sintió viva, cojió aire e intento guardar ese sentimiento en algún lugar donde permaneciese siempre y volvió a su hogar, con sus hijos y sus nietos.
Todos necesitamos estar sólos de vez en cuando.
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