miércoles, 9 de diciembre de 2009

No era amor.

Y allí estaba yo, sola, en medio de la nada en ese momento, sin saber dónde mirar, sin saber dónde encontrar una respuesta a lo que me sucedía, y llegó, como hoja que cae en otoño, como copo que cae frío en la nieve... llegó, y me abrazó como si no le importase otra cosa, como el cielo naranja que abraza la ciudad al atardecer, allí estaba él, cálido, sincero, como me prometió, no éramos nada más que dos cuerpos unidos tras un sentimiento oculto. ¿Amor? No creo, no era amor, pero bastaba con lo que fuese, porque llenaba el corazón de paz y tranquilidad, como el sol que sale estropeando un día más, la noche oscura de nuestros corazones. Esa noche dormí acompañada aunque en lo más profundo de mi, estaba sola

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