Se que desde que sale el sol hasta que se pone
sonrien millones de niños en el mundo, y a la vez
cuando se pone amanace en otro lado
donde otros millones de niños a la vez mueren.
Tú, al igual que yo, afortunado, disfruta del placer
de ver crecer los árboles y de saborear el agua insípida.
Mira feliz al cielo y agradece tu posición, tu tierra,
tu libertad. Pues no hay nada más apreciado que
poder levantarse cada mañana despúes de haber
tenido un profundo sueño en una cama acolchada.
Y a ti, que no duermes, aunque te desvelen los
malos pensamientos, para ti se aplican las mismas
reglas, pues tus problemas nunca podrán igualarse
a la de aquellos millones de niños.
Tu cabeza inutilmente amueblada, no te deja ver
más allá de la frontera.
Abre los ojos.
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