domingo, 21 de febrero de 2010

Tantas palabras tan pocos gestos

Cansada de tantas promesas, de tantos sueños,
de tantos pequeños atisbos de esperanza, se derrumbó,
como la más alta roca, encima de la montaña que siempre pareció serena,
se calló, organizando el peor de los estruendos, el peor de los sollozos.
Se enamoró demasiado rápido, era tal su sentimiento que
el anhelo de alguién sincero la encontraba día y noche.
Tantas palabras, tan pocos gestos...
Desde ese día el recuerdo de su rostro, la acompañaba a todas partes,
fuese donde fuese, allí estaba él, acomodado en su memoria.
Intentó olvidarle, pero se agarró fuerte.
Y poco a poco sin recibir ninguna ayuda, se fue hundiendo.
En ningún momento lo hizo sóla, él siempre estubo en su memoria.

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