Me gustaría decirte que en mi playa la arena es más ligera, que el agua es cristalina y que la vegetación crece con libertad entre los resquicios de las rocas colocadas al azar por la naturaleza, que cuando te acercas a la orilla se marcan tus huellas mejor que en ningún otro suelo que hayas pisado, que los peces se dejan ver y puedes disfrutar de los corales a tan sólo unos metros adentrándote en el agua templada, a temperatura corporal. Que huele a sal y la brisa es tenue y que mientras se oculta el sol, el cielo pasa por todos los colores y las montañas se dibujan en una panorámica perfecta.
Y sin embargo te pediría venir, ocultando esta descripción y un "quédate", y si así fuese prometo no hacer caso al paisaje, por muy tentador que sea, para mirarte y perderme en tú océano que supera la realidad con creces, mientras tu vas descubriendo lo maravillosa que es mi playa y lo afortunada que me siento por estar en ambos sitios a la vez...
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