lunes, 29 de noviembre de 2010

Amores que matan nunca mueren

Me conozco los finales de las historias que comienzan con demasiadas esperanzas, aquellas historias con planes de futuro, con celebraciones a cada mes o llamadas rutinarias de teléfono. Acaban mal, siempre lo hacen, por eso no quiero a alguien con quien decidir mi vida en unos años, ni quiero felicitaciones mensuales, ni te quieros que se lleve el viento, si no que, quiero sorpresas sin importancia cada día, quiero reir en el presente y olvidar el pasado, quiero recibir llamadas inesperadas y dejarte entrar en mi vida, para mostrartela tal y como la vivo, y si aceptas compartirla será sin condiciones, ni prisas, sin sueños ni castillos en el aire que puedan quedar destruidos. Sólo quiero una realidad sin sufrimiento, con la verdad por delante y con ilusión. Sin promesas de que todo irá bien, y hacíendo que los malos momentos sean insignificantes. Por eso propongo crear nuestra historia, una historia nunca escrita, con un final abierto que no oculte el sufrimiento del desamor, cuando alguna vez todo haya terminado, antes o después. Donde predomine el sentimiento del presente y el recuerdo del ayer no muy lejano, donde sonrias, y yo también, por fin.

domingo, 28 de noviembre de 2010

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Detrás del vaho de la ventana, se encontraba la gran avenida, personas corrían de aquí para allá con el fin de refugiarse de la lluvia, ella, mientras tanto daba vueltas a su café con leche, todavía demasiado caliente. El gorro y la bufanda aún puestos no le quitaban el frío. Hacía ya tres meses que no se veían, que habían perdido cual posible contacto, con la esperanza de que era lo mejor, con la minima esperanza de olvidar.
Había evitado durante ese tiempo hacer su vida normal, ir a los mismos lugares, frecuentar con la misma gente.. sin éxito ninguno. La solución nunca consistió en desaparecer, aunque hacerlo durante un tiempo probablemente siempre fue lo correcto.

lunes, 22 de noviembre de 2010

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Cuando seamos capaces de actuar guiándonos por el corazón, mirando en nuestro interior y exponiendo nuestros valores, haciéndolos nuestros. Cuando actuemos no sólo con nuestros propios valores si no con los valores universales como la verdad y el bien, o cuando actuemos con independencia, de forma autónoma, recurriendo a las personas sólo por apetencia, y tomando las órdenes impuestas como consejos. Sin temores de exponer nuestros ideales, y sin temores de ponernos el objetivo de cumplirnos. Sólo entonces seremos libres.

Momentos.

Más allá de los atardeceres, hay una pareja en lo alto de un parque, un reencuentro en una estación, una caricia, una mala noticia, un libro que se termina, un sueño que empieza, una luz que se apaga, un perro que ladra, un hombre que roba, una madre que llora, un niño que nace, otro que crece, un caramelo que se acaba, una cena que se adelanta, una boda, un accidente, un golpe de suerte, un adiós y una bienvenida. Más allá de los atardeceres estás tú, pasando por alto la vida.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Los pasos del camino

Cómo aquel poeta romántico que no encontraba sentido a la vida, quizás porque no supo buscarlo, quizás porque este no existe. ¿Qué más da el destino? Si el destino lo hace el hombre trás su paso, y este varia dependiendo de lo fuerte que pises el camino. Y alguien que pasa desapercibido, que no pisa fuerte, e incluso lo hace de puntillas, su destino no será otro que la muerte sin haber vivido la vida. En cambio aquel que va dando patadas nerviosas a las piedras del sendero, que cae varias veces y tiene la voluntad de levantarse y seguir, ese tendrá un destino aunque aparentemente igual, diferente, pues no es lo mismo morir y haber vivido.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Así soy yo

No intentes buscarle una razón, asi soy yo. Me gusta escribir cualquier cosa que se me pasa por la cabeza, tengo cuadernos de ideas absurdas y sin sentido. Me apasionan los pequeños placeres de la vida, como las puestas de sol, los atardeceres, los senderos verdes y marrones por las hojas en otoño o la nieve que es capaz ded ofrecer paisajes irrepetibles. Me gusta la sencillez, la naturaleza, el campo, la montaña y los animales. Me gusta despertarme, mirar la hora y ver que todavía puedo dormir unas horas más, me gusta mi familia a pesar de los problemas que hemos tenido que superar, me enternece el abrazo de mis abuelos y los grandes consejos que me dan sobre la vida. Me gusta el lugar en el que nací y en el que he crecido, mis raíces, mis amistades y mi familia están allí, aunque ahora de Vallecas me separen varios autobuses por circunstancias de la vida. Me gusta mi barrio, Los Puertos, entre Legazpi y Embajadores, me gusta escuchar la risa de mis amigos desde la ventana, cuando yo me quedo estudiando. Me gusta la azotea, me despeja la mente subir a ver el paisaje de un espléndido Tierno Galván, está perfectamente situada para ver el lago y a la vez ver los atardeceres Madrileños, que para nada dejan mucho que desear, me gusta compartir ese momento, aunque es cierto que sólo se lo he concedido a pocas personas. Me gusta confiar en la gente,seque muchas veces me equivoco, también se que no puedo evitar hacerlo. Cojo confianza y cariño enseguida lo que me ha provocado malos sentmientos. Me gusta llevarme bien con las personas que han estado en mi vida, y que ya no están de una manera tan directa. Me enfado pocas veces y si lo hago a la mañana siguiente ni me acuerdo porque. Me gusta no ser rencorosa y olvidar cuanto antes las cosas amargas, que de nada sirve recordar. Como todo el mundo tengo mi orgullo, pero no es algo que sea esencial en mi vida, puedo prescindir de el perfectamente ante una amistad. Doy siempre más de lo que recibo, pero me gusta pensar que con el tiempo yo también seré recompensada, aunque ni mucho menos hago las cosas para recibir algo a cambio. Me gusta no ser interesada, y me gusta no pensar mal de la gente aunque muchas veces detrás de lo que veo hay más mal de lo que parece.
Me considero una persona normal, ni buena ni mala, con mis defectos y a mi parecerer mis pocas virtudes. No me quiero mucho, ni tengo autoestima ni ego, pero es algo con lo que he aprendido a vivir desde siempre. Necesito que la gente me demuestre cariño para no sentirme sola. Agradezco el mínimo abrazo y me hace feliz cualquier persona que me ofrezca una sonrisa.
Tengo un interés sobrenatural por la vida, y me inquietan muchas preguntas sin resolver. No me importa irme sola a dar una vuelta, suelo hacerlo bastante y mucha gente no lo entiende.
Me gusta el Retiro, he pasado muy buenos momentos en el y no tan buenos, parecerá una tonteria pero es una manera de evadirte del mundo, del ruido, de los coches... es impresionante la gran extensión que tiene, y lo que puede ofrecer. He tenido un único gran amor, creo que es dificil que alguien me pueda llegar a querer tanto como él lo hacía, y lo que empezó demasiado bien terminó antes de lo que nadie esperaba, después de eso he estado de aqui para allá sin acertar nunca y siempre haciendome daño. Me fijo en las personas imposibles, en las que son demasiado para alguien como yo, en las que merecen el mundo. Los amigos verdaderos los llevo en mi corazón, junto con mis ideales. Me da tristeza la violencia, la injusticia, la avaricia, el egoismo y la soledad. Creo que hay muchas cosas del mundo que podrían cambiarse, y me encanta la gente que lucha día a día por ello. Soy demasiado sensible, y puedo llorar facilmente, tanto de tristeza, como de felicidad. Me encanta reirme y me enamoro de cualquier persona que pueda estar haciendo que me ria una tarde entera. Gracias a mis padres, he viajado mucho, desde que era pequeña, y me encantaría seguir haciéndolo en un futuro, incluso sola. Me enamore profundamente de la ciudad de Venecia, tanto que en cuanto pude volví, y tanto que espero volver algún día, aunque no sea para quedarme. Mi guitarra tiene polvo y esta desafinada, pero me encantaba invertarme canciones cuando todavía tenía tiempo. Me gusta la fotografía, ya no solo hacerla si no ver las pequeñas obras de arte de la gente que comparte la afición. Me gusta leer, pero durante un rato, asique cuando veo que solo voy a poder leer quince minutos nisiquiera lo hago. Agradezco infinitamente a aquellas personas que dedican unos minutos a leer lo que yo escribo, aunque muchas veces no valga la pena.

Me gusta ser así, aunque me afecten muchas veces más que a cualquier persona los golpes que da la vida. Y si alguna vez cambio, espero no enterarme.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Estacional

Ven y dime que con el tiempo veremos caer las hojas de los árboles en otoño, que seguiremos por el retiro los caminos verdes y marrones que dejan tras su paso y que veremos en invierno como el lago se congela y el suelo se vuelve blanco, y quizás si todo va bien también veamos el florecer de las amapolas, lirios y claveles del Jardín Botánico, para acabar con un incipiente calor, un caminar trás la sombra o un chapuzón refrescante de un verano inolvidable. Y si aún no te has ido, volver a empezar el mismo camino, pero siempre contigo.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Mary Alice Young

"Cada tormenta trae consigo la esperanza de que por la mañana todo volverá a estar limpio de nuevo y que las manchas más perturbadoras habrán desaparecido, así como las dudas sobre su insolencia o las consecuencias de su error, las cicatrices de su traición o el recuerdo de su beso. Aguardamos a que pase la tormenta esperando lo mejor, aunque en el fondo de nosotros mismos sabemos que algunas manchas son tan indelebles que nada podrá lavarlas".



miércoles, 10 de noviembre de 2010

Venice

Y gota a gota, se fue desbordando el canal veneciano, mientras una pareja iluminada por la luz tenue de la luna miraba caer la lluvia desde el puente rialto. El olor a pasta llenaba cada callejón y se respiraba un aire limpio y puro. La plaza San Marcos se mostraba solitaria y abandonada, pero no por eso dejó de ser menos hermosa de lo habitual, ante ella el reloj anunciaba las dos de la madrugada. Los gatos dejaron de esconderse al parar la lluvia, el olor a tierra mojada había remplazado el de la pasta recién hecha y era hora de volver a casa. La pareja se despidió en el mismo puente y tomaron caminos separados.

-Quizás nos veamos mañana.

domingo, 7 de noviembre de 2010

la luna gitana y el sol poeta (Parte II)

-Oh! Pues no me cabe más esperanza que aguardar. Pues en cada eclipse sólo busco compartir mi soledad y no encuentro utilidad alguna en mostrarle otra cosa que no sea mi luz ardiente, pues mostrando mis sentimientos no conseguiré ningún propósito. Disfruto de su corta compañía y lloro triste tras tu marcha, y de nada cambiaría que le explicase que no veo otra luz que la que ella desprende, y que sólo ella me da fuerzas para salir radiante cada día sin importarme ni siquiera que las nubes tapen mis vistas a la tierra. Y moriré apesadumbrado de no poder ver cómo cantando sus nanas se refleja hermosa en el agua del Mar. Por eso debes irte, pues aquí no encontrarás más que la tristeza de un viejo Sol. Cuyas esperanzas se desvanecen al caer la noche.

-¿y Cómo es, que alguien que alegra los días de la gente tiene los pensamientos tan oscuros? ¿Cómo es que aquel, cuyo propósito cada día es despertar a las personas y alumbrar sus vidas, tiene un sentimiento amargo y triste? Gran valor demuestra aquel que pone una sonrisa en sus peores días, gran valor el que ayuda incondicionalmente sabiendo que quizás, el mismo necesita ser ayudado. Aquel que hace ver la vida de una manera positiva, aquel que tenga consejos para todos, menos para el mismo. Porque algún día recibirán lo que merecen, y de eso estoy segura.

-Nada es lo que parece ser, y si por aquellas personas debo poner mi mejor sonrisa, brillar más fuerte para esquivar las nubes u ofrecer los mejores paisajes que se puedan ver. No dudes que ante todo, están ellos. Y ni valor me sobra ni me falta para demostrar que el amor concede a los demás el poder para destruirte. Y si tan segura estás, en mi cabe la esperanza, de que algún día se me recompensará, por el dolor que siento, que ni vivo ni dejo de vivir de esta amargura.

Me desperté de golpe, atónita mire al cielo y no encontré nada más que la oscuridad absoluta, imagine que la luna se habría marchado ya, por lo que estaría a punto de amanecer. Hacía tiempo que no dormía tan de seguido. Esa noche no encontré desvelo alguno, y aunque me desconcertaron mis sueños, preparé algo para comer, y dejando el cazo a fuego lento me dispuse a escribir aquellos folios blancos esparcidos por la mesa de madera. En mi sueño, un poeta orgulloso, con aires de prepotencia llamado Sol, me explicó el motivo de los atardeceres, empecé así mis teorías sin sentido y aunque no quiso darme explicación alguna de lo que era mi gran curiosidad, al menos ya había escrito algo. Seguí sin entender los eclipses, y de tanta frustración, la comida se quedó en el cazo, y un día más, con mi paciencia se fue mi hambre.

viernes, 5 de noviembre de 2010

la luna gitana y el sol poeta (Parte I)

Me desvela el sueño la incertidumbre de conocer el mundo que me rodea. Llevo varios años leyendo en mi posada, investigando las estrellas, y revisando las teorías de filósofos que al igual que yo, no llegaron a ninguna conclusión. Mi pasión es la astrología, me parece verdadera magia que haya un sol y una luna en el cielo, me intriga el poder que tienen para sostenerse, pues no consigo averiguar desde la tierra nada de lo que deseo encontrar. Como siempre he antepuesto mis absurdas investigaciones a mi persona, antes que nada soy Olaya. Vivo en una pequeña ciudad Circense en Alejandría. Soy una persona dedicada a mi trabajo, no suelo tener amigos, la mayoría de las personas me casan con la literatura y las ciencias y no se dan cuenta de que al igual que ellos, yo también soy persona. He estudiado en algunas escuelas pero nunca he hallado la respuesta que anhelo encontrar. Me encuentro sola, pero no me importa si al final de mi vida encuentro lo que deseo. Llevo varios años desesperada por entender el sistema de rotación de la tierra, que claramente no es plana. No he podido publicar mis textos porque en esta época en la que yo vivo puedo ser condenada a muerte. Pero lo que realmente me quita el sueño, son los eclipses, tengo mil folios en blanco sobre la mesa de mi humilde hogar, esperando ser llenados por teorías que no me vienen a la mente ¿Cómo es posible ver a la vez a la luna y al sol? Y no sólo eso ¿Cómo es posible que incluso uno tape al otro? Siempre he pensando que la luna y el sol tenían funciones separadas, que no había ninguna relación entre ellos, pues bien creo que me equivocaba. Quizás ande mal encaminada pues el sueño de varios días me impide pensar con claridad. No entiendo ni a la luna ni entiendo al Sol. Una noche más sentada en la ventana de mi casa a la luz de la llama que ya apenas alumbraba, me quede dormida. Soñé que volaba y una vez más quise volar tan alto que me encontré con el Sol, que escandalizado me preguntó, -¿que haces por aquí niña? te recomiendo que no te quedes y vuelvas por donde vienes, pues aquí me paso las horas sólo,y en verano trabajo incluso más, tengo que observar como los afortunados que estáis ahí abajo os bañáis en las fuentes, jugáis en las calles, o sacáis vuestros vestidos cortos a pasear, mientras ami nadie me mira, e incluso alguno maldice el calor que desprendo. Pero eso no es lo que más duele, cuando llega mi hora de descansar y me encuentro al ras de la montaña con medio cuerpo ya escondido la veo en el cielo.
Sorprendida ante tal conversación pregunte - ¿A quién ves?-
-¡Pues a quien va a ser! a la luna niña, a la luna. La veo aparecer todas las noches, pero siempre lo hace cuando yo me escondo. Cambia cada cierto tiempo, unas veces esta blanca y delgada otras veces, está llena , e incluso hay días de invierno que por las nubes, sus compañeras y las mías, ni la suelo ver. Si tú la vieses niña, que perfecta es.
-¿y nunca se lo ha dicho?
- ¡Que impertinente! ¿Cómo se lo voy a decir? nunca encuentro el momento, las veces que la veo son muy escasas.
-Pero yo tengo entendido que el Sol y la Luna en las noches de eclipse se juntan.
-Ya niña, pero eso pasa una vez cada mucho tiempo, y las veces que ha pasado, o me ha dejado atónito o cobarde de mí, no he sacado el valor necesario. Y así viviré eternamente, pues cuando ella sale yo entro, y no hay Dios ni naturaleza que sepa o pueda cambiar mi desventura, que verla de lejos para mí ya es un motivo suficiente como para salir radiante, al día siguiente. Y que no te engañe la poca luz que llega a tu casa la tierra, que si se nubla nunca fue por mi culpa, siempre fue de las nubes. Y los colores naranjas, amarillos e incluso rojos que se forman tras los atardeceres tanto veraniegos como invernales, son porque se me ilumina el corazón cuando la veo salir con su luz tenue. Tengo entendido que cuando se apodera de la noche, es mucho más preciosa de lo que yo puedo imaginar, que se posa a llorar en lo alto del cielo cantando nanas gitanas con su voz ahogada en el viento. ¿Porqué llorará me pregunto yo? Si ella al menos tiene a sus estrellas que aunque no sean siempre fugaces son algo más que una simple compañía.

-Si me lo permites te diré, amigo sol, que al igual que tu y por mucha compañía que crees que puede tener, La Luna se siente sola, no sabes como yo, lo que es pasarte la noche en vela y observar lo que ella debe observar, el frío de los parques sin luz, los sin techo reclamando un par de mantas o la soledad, la dura soledad de las calles, y eso es algo que tu, querido Sol nunca entenderás, pues dichosos son los que hacen compañía a la luna desde la tierra, aquellos que trasnochan, aquellos a los que tu poco ves, pues cuando tu sales ellos duermen. Aquellos son los completos vividores de la vida. Los que hacen que la luna nunca este del todo sola. No estáis destinados a estar juntos, vuestra función nunca ha sido ni será la misma, pero valiente amigo no te acobardes pues siempre os quedará el eclipse.